Confesiones de un Gánster Económico
Análisis y Actualidad

[Vídeo y extractos] Confesiones de un Gánster Económico, John Perkins


La cara oculta del imperialismo americano

Prefacio

Definición del propio autor: Los gangsters económicos (Economic Hit Men, EHM) son profesionales generosamente pagados que estafan billones de dólares a países de todo el mundo. Canalizan el dinero del Banco Mundial, de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) y de otras organizaciones internacionales de «ayuda» hacia las arcas de las grandes corporaciones y los bolsillos del puñado de familias ricas que controlan los recursos naturales del planeta. Entre sus instrumentos figuran los dictámenes financieros fraudulentos, las elecciones amañadas, los sobornos, las extorsiones, las trampas sexuales y el asesinato. Ese juego es tan antiguo como los imperios, pero adquiere nuevas y terroríficas dimensiones en nuestra era de la globalización.

Esto lo sé bien, porque yo he sido un gángster económico.

Cometido esencial: «Tu trabajo consistirá en estimular a líderes de todos los países para que entren a formar parte de la extensa red que promociona los intereses comerciales de Estados Unidos en todo el mundo. En último término esos líderes acaban atrapados en la telaraña del endeudamiento, lo que nos garantiza su lealtad. Podemos recurrir a ellos siempre que los necesitemos para satisfacer nuestras necesidades políticas, económicas o militares. A cambio, ellos consolidan su posición política porque traen a sus países complejos industriales, centrales generadoras de energía y aeropuertos. Y los propietarios de las empresas estadounidenses de ingeniería y construcción se hacen inmensamente ricos».

Si nosotros (los EHM) titubeamos, entra en acción un tipo de gángster más funesto, el chacal. Y si el chacal fracasa, el trabajo pasa a manos de los militares.

Prólogo

Construir el imperio global es lo que se nos da mejor a los EHM. …. los EHM concedemos favores. Estos adoptan la apariencia de créditos destinados a desarrollar infraestructuras: centrales generadoras de electricidad, carreteras, puertos, aeropuertos o parques industriales. Una de las condiciones de estos empréstitos es que los proyectos y la construcción deben correr a cargo de compañías de nuestro país. Y el resultado es que, en realidad, la mayor parte del dinero nunca sale de Estados Unidos. En esencia, sencillamente se transfiere desde los emporios bancarios de Washington a las constructoras de Nueva York, Houston o sencillamente se transfiere desde los emporios bancarios de Washington a las constructoras de Nueva York, Houston o San Francisco.

…. el país destinatario queda obligado a reembolsarlo íntegramente, el principal de la deuda emitida más los intereses. Si el EHM ha trabajado bien, esa deuda será tan grande que el deudor se declarará insolvente al cabo de pocos años y será incapaz de pagar. Cuando esto ocurre, nosotros, lo mismo que la Mafia, reclamamos nuestra parte del negocio. Lo cual comprende, a menudo, una o varias de las consecuencias siguientes: votos cautivos en Naciones Unidas, establecimiento de bases militares o acceso a recursos preciosos como el petróleo y el canal de Panamá. El deudor sigue debiéndonos el dinero, por supuesto… y otro país más queda añadido a nuestro imperio global.

El caso de Ecuador es típico de entre los países que los EHM han doblegado política y económicamente. De cada 100 dólares de crudo extraídos de las selvas ecuatorianas, las petroleras reciben 75 dólares. Quedan 25 dólares, pero tres de cada cuatro (75%) de estos van destinados a saldar la deuda extranjera. Una parte del resto cubre los gastos militares y gubernamentales, lo que deja unos 2,50 dólares para sanidad, educación y programas de asistencia social en favor de los pobres.

….. cuando nosotros fracasamos interviene otra especie mucho más siniestra, la que nosotros, los gángsters económicos, denominamos chacales. Esos sí son émulos más directos de aquellos imperios históricos que he mencionado. Los chacales siempre están ahí, agazapados entre las sombras. Cuando ellos actúan, los jefes de Estado caen, o tal vez mueren en «accidentes» violentos.[10] Y si resulta que también fallan los chacales, como fallaron en Afganistán e Iraq, entonces resurgen los antiguos modelos. Cuando los chacales fracasan, se envía a la juventud estadounidense a matar y morir.

PRIMERA PARTE

1963-1971

Mi trabajo consistiría en estudiar los países y elaborar previsiones sobre los efectos de esas inversiones multimillonarias en dólares. Concretamente, debía producir estudios que anticipasen el ritmo del desarrollo económico a veinte o veinticinco años vista y que evaluasen el impacto de una serie de proyectos. Por ejemplo, si se tomaba la decisión de prestar 1.000 millones de dólares a un país para disuadir a sus dirigentes de alinearse al lado de la Unión Soviética, yo tendría que comparar las ventajas de invertir dicha suma en centrales generadoras de energía o en una nueva red nacional de ferrocarriles, o en un sistema de telecomunicaciones. O si las órdenes eran que se le concediese al país la oportunidad de dotarse de un moderno sistema público de suministro eléctrico, yo debía presentar cifras que demostrasen que dicho sistema produciría un desarrollo económico suficiente para justificar la cuantía del empréstito. En todos los casos, el factor crítico era el producto interior bruto (PIB). Ganaba el proyecto que produjese el mayor crecimiento anual del PIB. Y cuando fuese uno solo el proyecto considerado, mis cifras demostrarían que su realización produciría superiores beneficios en términos del PIB.

…. En cada uno de estos proyectos el país quedaba sumido en la dependencia financiera por muchos años, y cautiva la voluntad de sus dirigentes políticos. Y así en todo el mundo: cuanto más grandes los créditos, mejor. La carga de la deuda privaría de atenciones sanitarias, educación y otros beneficios sociales a los ciudadanos más pobres, también durante muchos años…

.. la naturaleza engañosa del PIB. Por ejemplo, puede reflejarse un crecimiento del PIB incluso cuando este aproveche a una sola persona, como podría ser el caso del propietario único de la empresa monopolizadora de un servicio público, y aunque la mayoría de la población quede agobiada por el lastre de la deuda. Los ricos se vuelven cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres.

…. El momento decisivo se produjo en 1951 con la rebelión de Irán contra una compañía petrolera británica que estaba esquilmando los recursos naturales del país y explotando a su gente. Esta compañía fue la antecesora de British Petroleum, la actual BP. En respuesta, un primer ministro iraní democráticamente elegido y muy popular (fue el Personaje del Año de la revista Time en 1951), Mohammad Mosaddeq, nacionalizó todos los yacimientos petrolíferos iraníes. Los indignados ingleses solicitaron ayuda a sus aliados de la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses. Pero ambos países temieron que unas represalias militares provocasen la reacción soviética en favor de Irán.

Por tanto, en vez de enviar la Infantería de Marina, Washington despachó a Kermit Roosevelt, nieto de Theodore y agente de la CIA. Su actuación fue brillante. Conquistó muchas voluntades mediante amenazas y sobornos. Con estas complicidades organizó algaradas callejeras y manifestaciones violentas, lo cual creó la impresión de que Mosaddeq era un ministro tan impopular como inepto. Finalmente Mosaddeq cayó (y pasó el resto de su vida en arresto domiciliario). El pro-americano Mohammad Reza Shan se erigió en dictador indiscutible. De esta manera, Kermit Roosevelt creó el escenario para una nueva profesión, la misma a cuyas filas me disponía a sumarme.[

Comprendía también que mis profesores de la EADE no habían captado la verdadera naturaleza de las magnitudes macroeconómicas. Que en muchos casos, contribuir al crecimiento económico de un país sólo servía para enriquecer todavía más a los que estaban en la cima de la pirámide, sin hacer nada por los de abajo excepto empujarlos más abajo todavía. En efecto, la promoción del capitalismo muchas veces produce un sistema parecido a las sociedades feudales de la Edad Media. Si alguno de mis profesores lo sabía, nunca nos lo contó, probablemente porque las grandes empresas y los hombres que las dirigen financian las universidades. Si aquellos profesores nos hubieran enseñado la verdad, sin duda les habría costado el empleo, lo mismo que podían costármelo a mí unas revelaciones por el estilo.

Cómo vendí mi alma

Howard Parker. Era éste un septuagenario jubilado, que había sido jefe de previsión de carga de New England Electric System. En aquellos momentos era el responsable de pronosticar la cantidad de energía y la capacidad de generación (la «carga») que iba a necesitar la isla de Java en el transcurso de los próximos veinticinco años….

…En realidad Howard fue uno de mis mejores maestros, aunque yo no supiera verlo así por aquel entonces….

…Golpeó el escritorio con el lápiz y me lanzó una ojeada furibunda.

—¡Falta de escrúpulos! ¡Eso es lo que es! Tú… todos vosotros… —se corrigió con un aspaviento que abarcaba la totalidad de los despachos—, habéis vendido el alma al diablo. Estáis en esto por la pasta y nada más.

SEGUNDA PARTE

1971-1975

… meditaba sobre la naturaleza de la ayuda exterior y consideraba el papel legítimo que los países desarrollados (los PD en la jerga del Banco Mundial) podían ejercer para contribuir a paliar el atraso y la miseria de los países menos desarrollados (los PMD). Empezaba a plantearme cuándo es auténtica la ayuda y cuándo no es más que codicia e interés egoísta. O mejor dicho, empezaba a dudar de que tal ayuda fuese alguna vez altruista.

…Dada la limitación de los recursos del planeta, me parecía dudoso que toda la población mundial pudiese alcanzar el opulento nivel de vida de Estados Unidos. ¡Si incluso este país tiene a millones de sus ciudadanos en condiciones de pobreza! Además, no quedaba del todo claro para mí que las gentes de otras naciones quisieran realmente vivir como nosotros. Nuestras estadísticas sobre violencia, depresiones, toxicomanías, divorcios y delincuencia indicaban que pese a ser una de las sociedades más ricas de la historia, tal vez éramos también una de las menos felices. ¿Para qué iban a desear imitarnos las demás?

…Escribí en mi diario: ¿Se puede ser inocente en Estados Unidos? Es verdad que quienes ocupan la cúspide de la pirámide económica cosechan grandes ganancias, pero millones de nosotros, los demás, dependemos directa o indirectamente de la explotación de los países menos desarrollados. Los recursos y la mano de obra barata que utilizan casi todas nuestras empresas provienen de lugares como Indonesia, que apenas reciben nada a cambio. Los créditos de la ayuda exterior son la garantía de que sus hijos y nietos seguirán siendo rehenes nuestros. Tendrán que permitir el saqueo de sus recursos naturales por nuestras empresas y seguirán privándose de educación, sanidad y demás servicios sociales, simplemente para pagarnos la deuda. En esa fórmula no interviene el hecho de que nuestras compañías hayan recibido ya la mayor parte del pago por la construcción de esas centrales generadoras, esos aeropuertos y esos complejos industriales. Que la mayoría de los estadounidenses desconozcan estas realidades, ¿es excusa suficiente? Desinformados y mal informados adrede, sí, pero… ¿inocentes?

Nosotros los (PD) éramos los usuarios de los recursos, y los(PMD) eran los proveedores. Es decir, el retorno del sistema mercantil colonial, y todo dispuesto en favor de los que tuviesen el poder y pocos recursos naturales, a fin de explotar a los que tenían recursos pero no el poder.

….. Recordé a un profesor de teoría económica de mis tiempos en la EADE (Escuela de Administración de Empresas en Boston), hombre oriundo del norte de la India que solía tratar los temas de la limitación de recursos, la necesidad humana del progreso y los orígenes del esclavismo como sistema. Según aquel profesor, todos los sistemas capitalistas que han tenido éxito se han basado en jerarquías con una cadena de mando rígida, en donde un grupo reducido controlaba desde la cumbre los estratos sucesivos de subordinados, hasta llegar a la gran masa de los trabajadores, mano de obra cautiva en el sentido económico del término. Finalmente, llegué a la conclusión de que apoyamos este sistema porque la corporatocracia nos ha convencido de que Dios nos otorga el derecho a situar a algunos de los nuestros en la cima de esa pirámide capitalista y a exportar nuestro sistema al resto del mundo.

Ese afán imperialista fue y continúa siendo la causa de buena parte de las guerras, la contaminación, las hambrunas, la desaparición de especies y los genocidios. Y, desde siempre, ha cobrado un severo tributo a la conciencia y al bienestar de los ciudadanos, ha contribuido al malestar social y ha dado lugar a una situación en la que las culturas más prósperas de la historia de la humanidad se hallan afectadas por los índices más elevados de suicidios, toxicomanías y delitos violentos.

Frente a mí, el general Omar Torrijos.

…..  ¡La CIA no tendrá más remedio que asesinarme!

…..Sin duda, sabía que el juego de la ayuda exterior era una estafa… no podía dejar de saberlo. Consistía en hacerle rico a él y encadenar a su país con el endeudamiento. De manera que los panameños quedarían atados para siempre a Estados Unidos y a la corporatocracia. Todo ello para que Latinoamérica no se saliera de la senda del Destino Manifiesto y siguiera sometida para siempre a Washington y a Wall Street1968: Omar Torrijos, llegó a la jefatura del Estado. …Por primera vez en su historia, Panamá no era un Estado títere de Washington ni de nadie.

Se me enviaba a Panamá para cerrar el acuerdo de lo que representaría el primer plan maestro de desarrollo verdaderamente integrado que hubiese realizado MAIN. El plan sentaría las bases para que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y USAID invirtiesen miles de millones de dólares en los sectores energético, del transporte y agrícola de ese pequeño pero crucial país. Y todo esto, naturalmente, era un subterfugio para endeudar a Panamá por los siglos de los siglos y restablecer su condición de títere.

TERCERA PARTE

1975-1981

Las negociaciones del Canal de Panamá

y Graham Greene

Graham Greene:—No se preocupe. El general triunfará y conseguirá la devolución del Canal.

Torrijos lo consiguió. El mismo año 1977 negoció con éxito dos tratados con el presidente Carter que formalizaban la transferencia tanto de la Zona como del Canal a control panameño. Faltaba que la Casa Blanca persuadiese al Congreso. La batalla de la ratificación fue larga y difícil. En la votación final, el tratado quedó ratificado por mayoría de un solo voto. Los conservadores juraron venganza.

Colombia, la clave de Latinoamérica

Uno de los servicios más importantes que hemos vendido a Colombia durante la última parte del siglo XX es nuestra experiencia en ingeniería y construcción. Colombia fue un caso típico, entre los muchos lugares donde he trabajado. Resultaba relativamente fácil demostrar que el país era capaz de soportar ingentes volúmenes de deuda, y de amortizarla con los beneficios que aportasen tanto los proyectos mismos como los grandes recursos naturales de su territorio. Mediante fuertes inversiones en redes eléctricas, autovías y sistemas de telecomunicación, Colombia quedaría en condiciones de emprender la explotación de sus cuantiosos recursos gasísticos y petrolíferos y de sus regiones amazónicas apenas utilizadas todavía. Estos proyectos, a su vez, generarían las rentas necesarias para pagar los intereses y devolver los préstamos.

Todo esto, según la teoría. En la práctica, y en coherencia con nuestro verdadero propósito en el mundo, se trataba de someter a Bogotá y ampliar el imperio global.

En Colombia no se contaba con ningún Torrijos.

El presidente de Ecuador contra las grandes petroleras

Roldós (el primer presidente democráticamente elegido después de una larga sucesión de dictadores) seguía la senda inaugurada por Torrijos. Ambos estaban enfrentados a la superpotencia más fuerte del mundo. Torrijos deseaba recuperar el Canal, mientras que la acritud enérgicamente nacionalista de Roldós amenazaba a las compañías más influyentes del mundo.

Y también como en el caso de Torrijos, los expertos pronosticaron que los grandes de los negocios y Washington jamás tolerarían la presidencia de Roldós, y que caso de salir elegido tendría un final parecido al de Arbenz en Guatemala o al de Allende en Chile.

CUARTA PARTE

DE 1981 AL PRESENTE

Ecuador: muere un presidente

A comienzos de 1981 la administración Roldós presentó formalmente al parlamento ecuatoriano la ley de hidrocarburos. De ser aprobada, reformaría las relaciones entre el país y las compañías petroleras. Por diversas razones, muchos la consideraron revolucionaria e incluso radical. Ciertamente iba encaminada a cambiar la conducción de los negocios en el sector, y su influencia saltaría las fronteras de Ecuador para irradiar a toda Latinoamérica y al resto del mundo.

Pocas semanas después de enviar al Parlamento este paquete legislativo, …… Roldós advirtió no sólo a las compañías petroleras sino a todos los intereses extranjeros que debían poner en marcha proyectos de utilidad para el pueblo ecuatoriano, o serían expulsados a su vez. Después de pronunciar un gran discurso en el Estadio Olímpico Atahualpa de Quito, emprendió viaje hacia una pequeña comunidad de la parte meridional del país.

Allí pereció el 24 de mayo de 1981 al incendiarse y caer el helicóptero en que viajaba. ….«¡Asesinado por la CIA!», proclamaron los periódicos de todo el hemisferio.

Omar Torrijos, en su elogio póstumo a Roldós, le llamó «hermano». También confesó que temía por su propia vida y que tenía pesadillas. En una de ellas se había visto cayendo del cielo, envuelto en una gran bola de fuego. Fue un sueño premonitorio.

Panamá: muere otro presidente

Pero Torrijos no iba a echarse atrás. Al igual que Roldós, no se dejó intimidar. ….  y se negó en redondo a la renegociación del tratado del Canal que le demandaba la administración Reagan.

Dos meses después de la muerte de Roldós, la pesadilla de Omar Torrijos se vio cumplida. Murió en un accidente de aviación. Era el 31 de julio de 1981.

En su libro “Conociendo al general”, escrito a raíz de una visita anterior durante la cual tuvimos aquella conversación en el Hotel Panamá, Graham Greene comienza así:

En agosto de 1981 tenía hecho el equipaje para mi quinta visita a Panamá cuando me anunciaron por teléfono la muerte del general Omar Torrijos Herrera, mi amigo y anfitrión. La avioneta en que se dirigía a su casa de Coclesito, en la región montañosa de Panamá, se estrelló y no hubo supervivientes. Pocos días después, la voz de su guardia de seguridad, el sargento José de Jesús Martínez, alias Chuchu, ex profesor de filosofía marxista en la Universidad de Panamá, profesor de matemáticas y poeta, me anunciaba: «Ese avión llevaba una bomba. Sé que iba una bomba en el avión, pero no puedo revelar a través del teléfono por qué lo sé».

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