
Reseña Monumento al Renacimiento Africano
El 3 de abril de 2010, día de la fiesta nacional de Senegal, se inauguró en la capital el Monumento al Renacimiento Africano, coincidiendo esta fecha con la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la descolonización del país y de otros estados africanos.
El monumento, de 50 metros y realizado con la característica técnica de fundición de bronce norcoreana, está erigido sobre una piedra monolítica en el pico más alto de la capital, desde donde puede divisarse la ciudad y la costa senegalesa, además de leerse la inscripción: “¡Joven africano, piensa en aquellos que sacrificaron sus libertades y vidas si tienes frío al subir a este monumento!”.
El conjunto es una alegoría del renacimiento del continente tras la dominación europea, que evoca energía y progreso a través de la representación de un padre sosteniendo en los hombros a su hijo que apunta con la mano hacia el esperanzador futuro del continente junto a su esposa, que se desprende de la tierra del pasado, asumiéndolo, para iniciar una nueva etapa.
El interior, concebido como casa de la cultura, alberga una muestra de la historia de África y al mismo tiempo exhibe esculturas, pinturas y objetos que reflejan la estructura cultural de Senegal, así como la hermandad entre pueblos.
A pesar de que sus formas son un resultado híbrido de referencias iconográficas de diferente origen (ya que el proyecto fue encomendado al arquitecto senegalés Pierre Goudiab y ha sido codiseñado por el escultor rumano Virgil Magherusan, junto al estudio de arte norcoreano Mansudae de Pyongyang), el estilo predominante es el de este último: El realismo socialista.
El organismo Mansudae Overseas Project se encarga de los proyectos en el extranjero, y en este caso ha gestionado todo lo relacionado con el monumento, incluyendo su construcción, en la que han intervenido unos 150 artistas Mansudae para completarlo.
El estudio, uno de los mayores del mundo, con 4000 trabajadores y 13 disciplinas artísticas, fue fundado en 1959 por Kim Il-sung con la misión de construir arte público. Desde entonces ha producido y exportado más de 170.000 monumentos tanto en Corea del Norte como alrededor del mundo, especialmente a partir de 1969, cuando en África y Asia surgieron nuevos estados descolonizados que necesitaban de una iconografía nacional y de declaración.
Son 16 los países africanos a los que la República Popular Democrática de Corea ha exportado proyectos, trabajadores y materiales, la gran mayoría de forma altruista, o a través del cobro en especies: Palacio presidencial Lavoloha en Madagascar, Palacio de la Juventud y los Niños de Sudán, Estadio de Tanzania (llamado Estadio Kim Il-sung), Museo de la Independencia y Acre de los Héroes en Namibia, Mausoleo de Agostinho Neto en Angola etc. Así como varios canales de agua para la agricultura como los de Etiopía y Madagascar.
Además de la contribución de imágenes de internacionalismo y solidaridad hay que hacer eco del apoyo de la RPDC hacia los movimientos de descolonización del Tercer Mundo y a su desarrollo ofreciendo apoyo público en áreas como la salud y la educación.
Cynthia Vázquez
Para la revista Cuba+

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