Memoria para nuestra reconstrucción
La reconstrucción del movimiento comunista exige un trabajo de memoria histórica que, lejos de ser un mero ejercicio de nostalgia, supone una tarea que de partida requerirá mucho esfuerzo de comprensión teórico-histórica, comenzando por entender que hemos de situarnos dentro de una gran época mundial de superación del capitalismo por el socialismo, ciertamente sometida a vaivenes, que inició la Revolución bolchevique de 1917 con la gloriosa Comuna de París como prolegómeno. Somos conscientes de que, si ya la propia construcción del socialismo conllevó su debate –entre otras cosas, porque no empezó por donde los primeros teóricos del marxismo habían apostado–, tampoco esa labor de memoria histórica puede sustraerse a su inevitable cuota de debate. Lo asumimos y lo vemos como un elemento insoslayable que, en definitiva, nos hará estar a la altura del reto histórico que representará un socialismo internacional llamado a entrar en un gran segundo ciclo de mayor madurez.
Si en las páginas centrales de nuestro anterior número nos referimos a cómo en la realidad se ha dado la toma revolucionaria del poder, en esta ocasión traemos la cuestión de la planificación económica en la construcción de la base material del socialismo. Concretamente haremos una primera aproximación histórica a los planes quinquenales inaugurados en la Unión Soviética en una situación bien alejada (y adversa) de las primeras previsiones teóricas marxistas, tanto en lo que se refiere al nivel de desarrollo de partida del país en cuestión como al contexto de aislamiento y agresión internacionales en que surgieron dichos planes. Y haremos esa primera aproximación, no sin antes versar sobre la falsa dicotomía que se establece entre “economía de libre mercado” y planificación económica, sencillamente porque el propio capitalismo hace tiempo que abjuró de su libre juego de la oferta y la demanda, por lo que la cuestión no es tanto si planificación sí o no, sino de qué clase de planificación hablamos y, sobre todo, para qué clase.
“La tarea esencial del plan quinquenal consistía en transformar la URSS en un país industrial, para eliminar hasta el final los elementos capitalistas, extender el frente de las formas socialistas de la economía y crear una base económica para la supresión de las clases en la URSS, para la construcción de una sociedad socialista.
La labor esencial del plan quinquenal consistía en crear en nuestro país una industria capaz de reequipar y reorganizar, sobre la base del socialismo, no solamente la industria en su conjunto, sino también los transportes y la agricultura.
La tarea esencial del plan quinquenal consistía en hacer pasar la pequeña economía rural parcelada a la vía de la gran economía colectivizada, asegurar de este modo también la base económica del socialismo en el campo y liquidar así la posibilidad de restauración del capitalismo en la URSS.Finalmente, la labor del plan quinquenal consistía en crear en el país todas las condiciones técnicas y económicas necesarias para aumentar al máximo la capacidad de defensa del país, para permitirle organizar una respuesta vigorosa a todas las tentativas de intervención armada, a todos los intentos de agresión armada del exterior, o de donde quiera que provengan. (…).”
Informe de Stalin sobre el Plan Quinquenal. 1933.