El 26 de julio Rebelión contra los dogmas
Internacional

El 26 de julio: “Rebelión contra los dogmas”

En el 60 aniversario del asalto al Moncada (1953) -primer gran acto del proceso insurreccional del Movimiento 26 de julio que posibilitó el triunfo revolucionario en Cuba 6 años más tarde- nuestro grupo antiimperialista Cuba ha querido especialmente publicar, a modo de modesto homenaje, este número resaltando el aspecto precisamente antiimperialista e internacionalista de la solidaridad que queremos impulsar. Un carácter internacionalista que no sólo nos viene por vocación, sino por la misma composición de nuestra militancia; lo que, por cierto, no podía dejar de reflejarse en los ejemplos históricos de solidaridad internacionalista que hemos elegido para fundamentar este número.

Insistimos una vez más en que vemos nuestra solidaridad como una responsabilidad muy especial por estar situados en el centro del campo de países imperialistas. Y que, por otro lado, conscientes de la profunda crisis sistémica que vivimos, queremos que esa solidaridad sea una herramienta de pedagogía revolucionaria. En este sentido, realzamos que los pueblos, cuanto más luchan por sus reivindicaciones históricas y sociales, más son solidarios con los otros. La conciencia no se para ante las fronteras. Al contrario. En cierta manera, y parafraseando a Mario Benedetti, nuestra solidaridad internacionalista pretende ser uno de esos “egoísmos” inteligentes que son perfectamente recomendables. Cantaba Carlos Puebla que en Cuba “Siempre es 26”. Ojalá lo fuera también aquí.

Revista Cuba+ Nº3 – 26 de julio 2013


A principios de los cincuenta, el panorama político de Cuba era de un vacío ético alarmante. El 10 de marzo de 1952, y mediante un golpe de Estado apoyado por la CIA, Fulgencio Batista derroca a Carlos Prío Socarrás, deroga la Constitución y paraliza al Senado y a la Cámara de Representantes. Se instala así un régimen represivo similar a otras dictaduras militares latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX: Batista en Cuba, Trujillo en la República Dominicana, Duvalier en Haití, los Somoza en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, etc.

Un cuadro de desolación y crisis se instala en el país. El golpe militar agudiza todas las contradicciones de la isla: pone manifi esto el vacío de dirección nacional frente a la dictadura y la incapacidad de los partidos políticos, enredados en inútiles divergencias y sin visión histórica de aquel momento crucial. El año del centenario del natalicio de José Martí -1953- se presentaba nada halagüeño.

En medio de la oscuridad de la tiranía batistiana, las ideas novedosas de Fidel Castro Ruz encuentran un momento significativo el 26 de julio de 1953. El audaz asalto al Moncada –segunda fortaleza militar del país por aquel entonces supone la respuesta necesaria al golpe de Estado, y, además, la heroicidad de los combatientes repercutió de manera decisiva en la situación política y social de toda la Isla. Los asaltantes, ciento setenta y cinco jóvenes de la llamada Generación del Centenario, no obtuvieron la victoria militar, pero sí una victoria política muy importante, ya que con la gesta había surgido un movimiento cuya trascendencia ética y política era incuestionable.

Decenas de asaltantes que cayeron prisioneros fueron asesinados. Otros sobrevivientes, entre los que se encontraba Fidel Castro, fueron juzgados y condenados a severas penas de prisión. En su juicio, el joven líder revolucionario pronunció un brillante alegato de autodefensa -conocido como “La Historia me absolverá”-, en el cual fundamentaba el derecho del pueblo a la rebelión contra la tiranía y explicaba las causas, vías y objetivos de la lucha emprendida. Este alegato, convertido en el programa de la revolución, fue enviado por el propio Fidel desde la cárcel y se distribuyó por todo el país, tarea que realizaron Haydee Santa María y Melba Hernández, heroínas de los sucesos de aquel 26 de julio. Fruto de este trabajo de difusión y de elevación del nivel de conciencia, se incrementaron los reclamos a favor de la libertad de Fidel y sus compañeros. El tirano se vio obligado a decretar la amnistía para todos los presos políticos. De esta forma, y sin claudicar como condición para la excarcelación, los componentes de esa emergente vanguardia volvían a la libertad a mediados de mayo de 1955. Se aseguraba así la continuación del combate.

Si de algo puede servir también recordar estos sucesos no es para glosarlos como páginas muertas de la historia sino para analizarlos y aprender de ellos, porque estas acciones del 26 de julio tuvieron el valor singular de ofrecer una esperanza al pueblo y señalar el camino de la insurrección armada popular contra el brutal y reaccionario régimen tiránico que entonces lo oprimía. Nada de esto podía hacerse sin una apreciación y una estrategia lúcidas sobre la situación política y social y sobre la coyuntura internacional, tal y como hizo Fidel Castro.

* Palabras escritas por Ernesto Che Guevara en su diario el 26 de julio de 1967: “Por la noche di una pequeña charla sobre el significado del 26 de julio: rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios.”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *